Hola Silvia, hace meses que he dejado una relación de 6 años en los que ha habido muchas idas y venidas y la verdad que por momentos ha sido bastante tormentosa para mí.
He de decir que gracias al curso de ruptura y al de patrones, estoy logrando entender que ahí ni es, ni quiero que sea más, y aunque me ha llevado lo mío, a fuerza de trabajo y decisión, estoy bien, pero soy consciente de mi duelo y de que todo lleva tiempo y paciencia. Hasta aquí todo claro.
Esta relación de la que te hablo era muy muy sexual, en el sentido que manteníamos relaciones sexuales muy satisfactorias, me lo pasaba muy bien con este chico, me gustaba mucho y he alcanzado niveles de excitación increíbles y desconocidos antes para mí.
El tema sexual siempre ha sido la cabeza bien visible de la relación y era algo que tenía un gran protagonismo. No digo que no hubiera momentos de ternura, compañerismo y amor, que los había, pero creo que una parte muy importante era el sexo.
El año pasado puse fin a la relación, una vez más, pero al cabo de pocos meses, volvimos a vernos y a intentar seguir en contacto solamente para tener sexo sin más. A mí, esto acabó de destrozarme y al poco tiempo, ya me di cuenta que por ahí no era tampoco, porque era algo mucho peor para mí salud mental. Así que otra vez lo dejé y he optado por contacto cero porque necesitaba reponerme y mantener alejada de mí la adición que me provocaba.
El caso es que pasados unos meses de la ruptura y encontrándome ya mejor y con ganas de empezar a salir y a conocer gente nueva, mis ganas están por los suelos. Cada vez que intento hablar con alguien o cada vez que me planteo una cita, incluso conversaciones que parece que pueden acabar en algo, me entran los siete males. Me acuerdo de él, le extraño más que de costumbre, la pena me atrapa y me cierro en banda interiormente, sin saber que me pasa.
Pensaba que había hecho poco tiempo de duelo y volví a esperar un poco más, pero al cabo de un par de meses, me he encontrado en la misma situación: pena, tirar la toalla antes de tiempo, hartarme de la gente que encuentro y hastiarme el Tinder y demás apps que siento que no me aportan nada.
Y esto me da mucha rabia porque es como si cada vez que intento abrir la puerta de nuevo al amor, él se me aparece figuradamente con mucha más intensidad y vuelve el dolor. Y otra cosa que me ha pasado desde que rompí la relación es notar que mi libido está totalmente ausente. Yo soy sexual y me gusta mi cuerpo. Me siento bien conmigo misma y nunca he tenido problemas para satisfacerme, pero hace casi un año que no consigo tocarme sin morirme de pena. Cada vez que lo intento, se me va el santo al cielo y la excitación desaparece. He insistido y lo he intentado con literatura y videos y a duras penas consigo masturbarme, aunque al acabar me entran unas tremendas ganas de llorar y entonces lo voy dejando.
Y me da rabia porque siempre me ha gustado el sexo también a solas conmigo, pero ahora es que me resulta prácticamente imposible porque siempre se me cuela él en la mente o es protagonista en mis fantasías y eso me produce un gran dolor emocional. Ya me asusta esta sensación de no poder avanzar hacia ningún lado porque aunque tengo paciencia conmigo misma, no sé si esto se pasará alguna vez y podré volver a sentirme igual y podré conocer a alguien o al menos poder mantener sexo conmigo misma tranquilamente y disfrutarme sin más. Me da pavor de verdad pensar que ya nunca más nada pueda volver a ser «normal» para mí, en el sentido que lo conocía.
¿Es normal lo que me pasa? ¿Es cuestión de esperar más o estoy fatal y necesito hacer algo más? No sé dónde me he anclado, ni por qué y no sé la manera de avanzar. Muchas gracias por tu tiempo Silvia porque siempre me ayudas un montón con tu material.
Ana
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Pika2 dice
A mi me pasó algo parecido, la diferencia es que solo estuve 6 meses con un chico pero acabé con una adicción a él terrible. Hubo refuerzo intermitente y eso me dejó enganchadísima.
Él me dejó e hice contacto 0 pero pasaban los meses y no conseguía sacármelo de la cabeza. Cuando hizo un año y medio y yo seguía atascada, empecé a ir a terapia porque no avanzaba y tenía mucha ira a veces y tristeza.
Cuando recordaba el sexo con él también me sentía fatal y lo echaba mucho de menos porque también fue una parte muy importante en la relación y cuando lo imaginaba a él acostándose con otra me dolía más que nada en el mundo.
Mucho ánimo porque aunque parezca que no, se acaba superando y si es con ayuda psicológica seguramente sea más rápido. Yo estuve 2 años para sacármelo de encima pero cuando llega el día y echas la vista atrás ves que es verdad el dicho de que no hay mal que cien años dure. Todo pasa!