Buenas tardes, Silvia. Llevo un ratito escuchándote en distintos episodios de ruptura y, a pesar de sentirme identificada con algunos aspectos de varios de ellos, siento la necesidad de plantearte mi situación.
La última relación que he tenido ha sido con un chico con el que, al principio, era casi todo idílico y propio de las películas de Disney; y digo casi porque, tras los diez primeros días, ya saltó en mí una alarma. Estábamos charlando, sin más, cuando mencioné con cariño a un chico con el que había tenido algo años atrás y cuya historia estaba absolutamente cerrada y reconvertida, con el tiempo y terapia, en amistad. Pues bien, el chico prácticamente cambió la cara y mostró cierta apatía por la conversación que estábamos manteniendo. Al final del día, conseguí que me reconociera que temía que yo volviera con mi “ex”. Yo le expliqué la situación y se solucionó.
Semanas más tarde, hablando de mis nuevos compañeros, adopta la misma actitud por haber, entre ellos, dos chicos. De nuevo, hablé con él y conseguí que razonara.
A los dos días, se entera de que me cruzo a menudo con otro de mis “ex” y lo encuentro metido en su coche en el sitio donde esto ocurre (si yo no me doy cuenta de que está allí, él no parecía tener la intención de salir a saludarme). Yo me mostré ilusionada al entender que “había venido a recogerme”. Sin embargo, comencé a conectarlo con mi anterior pareja (que tenía que estar conmigo y saber de mí a todas horas) y los temores a que aquello se repitiese, saltaron. Se enfadaba si yo no atendía el teléfono cuando quedaba con una amiga… en fin, unos cuantos episodios.
Yo le verbalicé lo que me pasaba cada vez que ocurría, le pedía cierta comprensión por mi inseguridad y así me comportaba hasta que gestionaba mis pensamientos en las sesiones de terapia.
Tres meses después de nuestro inicio, apenas pasábamos tiempo juntos de calidad (priorizaba el teléfono móvil), me rechazaba cada vez que le insinuaba mantener relaciones sexuales, evitaba el contacto físico conmigo… Acepté durante tres meses y, tras un día de discusión en el que alzó el volumen, le pedí que se marchara de mi casa.
De esto hace ya más de año y medio y, tras pedirle tres veces una nueva oportunidad, sigo pensando que la culpable del fin de la historia fui yo. No obstante, por otra parte, tengo la sensación de que era lo que debía hacer, si quería salvarme.
¿Crees que hice lo correcto para mi persona? ¿Eran realmente banderas rojas lo que toleraba o son imaginaciones mías?
Muchas gracias por tu atención.
Míriam
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¡Hasta la próxima!
María dice
Ni de coña la culpa es tuya. Claramente el problema de inseguridad era suyo.
Míriam dice
Gracias por tus palabras, María.
Míriam dice
Muchas gracias por tus palabras, María.
María dice
Yo creo que hiciste bien en poner punto y final a la historia. Si después de 3 meses, que deberíais estar de luna de miel/ on fire/ a tope, te evita, el futuro no parece muy prometedor.
Míriam dice
Eso mismo me decía mi intuición…y la razón. No obstante, no me fiaba de ella.
Gracias por tu comentario, María.
Míriam dice
Eso mismo me decía mi intuición…y la “razón”. Sin embargo, desconfiaba de ambos.
Muchas gracias por tu comentario, María.
Marta dice
Hola guapa,
claro que no es culpa tuya y lo sabes, pero quieres oir que es tuya y así rebajarte y pedirle disculpas. Te entiendo, te gusta mucho y no quieres perderlo, pero hay algo que no comprendo, dices que rechazaba tener relaciones sexuales y evitaba el contacto físico, cual era el motivo qué te decía? Porque eso no es normal para nada.
Aparte de todo eso me alegro que lo dejaras, has sido muy fuerte y valiente aunque no lo creas y mereces alguien muchísimo mejor.
Míriam dice
Siempre se justificaba diciendo que no le apetecía y así un día, y otro, y otro.
Claramente soy consciente de que lo tenía idealizado y, por ello, estaba “enamorada” (en el sentido real de la palabra, conocido gracias a todo este tiempo siguiendo a Silvia)
Gracias, Marta, también por tu aportación. Decir adiós a la persona con la que ya había proyectado mi vida fue muy complicado, pero lo hice por mera supervivencia.
Llegó un momento en el que, o dejaba la relación, o me anulaba ya por completo. Después de haber logrado con anterioridad a conocerle una autoestima óptima, la segunda opción no la podía permitir. Aun así, llegué tarde, pues la herida ya se había reabierto.
Marcela dice
Yo no creo que seas culpable, pero hablarle de tanto ex y compañeros de trabajo, información que esta de sobra, puede haberle hecho sentir que no cumplias sus estandares de seguridad.
Yo creo que no hay que andar hablando de los ex, es una lata, y hay quienes les fascina hablar de sus ex y otros hombres/mujeres de su entorno, y eso mata las pasiones. Una no tiene toda la info, asi esta es una respuesta al aire. Te deseo lo mejor y seguro no es él tu pareja ideal.
Míriam dice
Marcela, gracias por tu respuesta.
Como bien dices, el testimonio está incompleto (para evitar que se eternice, quizás se omitan datos significativos)
Las conversaciones sobre chicos con los que había mantenido un contacto más estrecho jamás fueron buscadas por mi parte. Simplemente, surgían, como cualquier otra. Como sé que no son plato de buen gusto en general, intentaba pasar por ellas de modo superficial, pero con naturalidad siempre.
Míriam dice
Silvia, muchas gracias por dar cabida a mi consulta y tratarla con tanto respeto, comprensión y claridad como haces en todo momento.
El tiempo ha pasado y yo sigo trabajándome tanto en terapia como contigo. Actualmente, estoy casi finalizando el curso de ruptura y deseando ponerme con los demás.
Un alto porcentaje de la gente piensa que ya debería estar “curada” desde hace mucho, incluso yo misma me he presionado por eso, pero ya he aceptado que el ritmo de cada cual es distinto y que lo importante es ponerse manos a la obra.
Yo creo que estoy en ello y que cada vez estoy más cerca de “encontrar” a mi Manolo, así que, a seguir recorriendo el camino ☺️
Un abrazo.
Silvia Llop dice
Muchas gracias a ti por abrirte y permitir que tu historia pueda ayudar a mucha gente. Cada persona tiene su ritmo con respecto al duelo y es importante darse ese espacio y respetarlo. Así que ten paciencia contigo y cuídate mucho. Un besazo!