Hola, Silvia. En agosto del año pasado, conocí a un chico a través de una app. Nos vimos al poco y parecía que todo iba fenomenal. Durante un mes, quedamos muchísimo, 4-5 días por semana, sacando el tiempo de donde no lo había, pero con muchas ganas de conocernos y pasar tiempo juntos.
Él era una persona bastante intensa y me hablaba de muchos planes de futuro. Yo iba bastante desconfiada porque me daba mucho miedo, pero a la vez me lo creía porque me demostraba las cosas.
Todo se torció cuando subió a su ciudad (él vive en la misma ciudad que yo, pero su familia está en otra). Al volver, me reconoció que intentó volver con su ex y que se acostaron. Tonta de mí, le perdoné y quedamos un par de días más, pero él me reconoció que necesitaba tiempo solo e ir a terapia. Le di ese tiempo y dejamos de hablar diariamente, pero manteníamos el contacto (yo con la esperanza de que volviera).
A los días, me enteré que estaba con otra chica y literal me destrozó porque me dijo palabras muy feas (que no había sentido tanta conexión con nadie, que se sentía comprendido, con mucha tranquilidad… palabras que me decía a mí días atrás).
Intenté pasar página, volví a terapia y trabajar en mí, pero le tenía muy presente y no sé ni por qué. A los tres meses, me escribió, arrepentido y pidiéndome perdón, pero no le quise contestar porque no estaba preparada. Pero, nuevamente, a los cinco meses me volvió a escribir, que no me había olvidado y que se acordaba de mí. Esta vez sí decidí contestarle y ver en qué punto estaba.
Volvimos a quedar para hablar (error por mi parte), pero en el fondo sentía que entre él y yo había una conexión especial y yo no me había olvidado del todo de él, a pesar de intentarlo con otras personas.
Él había estado con una chica estos meses y me decía que tampoco se había olvidado de mí. Quedamos varios días y volvió a decirme esas cosas tan intensas: que era super importante, que esta vez quería hacer las cosas bien conmigo, que era una suerte tenerme, mucha atención y planes de futuro. Pero de un día para otro, vino su cambio de actitud. Yo le comuniqué mi malestar y que estaba rayada por su comportamiento. En persona, estábamos super bien y parecía muy comprensivo, pero su actitud por mensaje había cambiado totalmente.
Hace un par de días, decidí llamarle porque llevábamos tres días sin hablar prácticamente y sus palabras fueron que no tiene paciencia porque vivo rayada. Esa llamada fue un monólogo: yo hablaba y él contestaba con monosílabos. Lo único que me decía era que ojalá no la hubiera liado hace un año pero que no tiene paciencia para aguantar mis rayadas.
Yo ahora vivo con la culpa constante de cómo es posible que me haya hecho esto una segunda vez. ¿Cómo es posible que una persona te regale los oídos y a los días muestre esta indiferencia? ¿Es posible que está persona me haya mentido en todo y haya vivido en una mentira estos meses?
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Pienso que aunque desde fuera se ven banderas rojas como una catedral, cuando vives la historia, cuando estás dentro no es nada fácil, que ahí uno o tiene buena autoestima o cómo te pille floja, vulnerable con carencias, te enganchas a lo que quieres oír, a lo bonito y te ciegas a lo demás y que somos mucho de esto, en casi todos los terrenos de la vida.
LOVE boombing, y los irresponsables emocionales y afectivos se agarran a esto.
Igual que un jefe tira del que le resuelve y no se queja.
En todo el tiempo que llevo sin pareja he conocido a todo tipo de chicos, cada uno de su madre y de su padre, pero lo que sí he sacado en conclusión sobre ellos es que cuando desde primera hora te regalan el odio, hacen planes de futuro contigo y te dice que eres la persona más maravillosa del mundo sin casi conocerte….tienes que huir! Porque eso es una bandera roja del tamaño de Asía.
Mucho ánimo para ésta chica y adelante, hay una frase que dice: tapaté los oidos y mira, a mi es la primera persona que me cuesta hacerlo pero hay que estar atenta a los hechos de cada momento y según ello actuar y decidir, como dicen las compis de arriba es fácil decirlo pero hay que estar.