Hola Silvia,
Ante todo decirte que me encanta todo el contenido que compartes y, sobre todo, de esa forma tan divertida y fresca.
Te escribo porque he estado un mes con un chico que conocí en una app. Físicamente no era mi tipo (era más mayor que yo, 51 años, bajito, gordito y calvo), pero personalmente me encantó y además me atraía sexualmente mucho. El caso es que en la segunda cita, nos acostamos. En la tercera, me dijo que le gustaba mucho y que si quería ser su chica, además de quitarme la app. A mí, la verdad es que me resultó muy precipitado, pero me trataba tan bien y me decía tantas veces lo maravillosa que era, que me dejé querer.
Luego, empezó a compartir conmigo sus historias pasadas (en las cuales no le habían tratado muy bien), sus cargas familiares y sus miedos (constantemente me decía que nunca le habían tratado así de bien y que era peligroso estar conmigo porque se podía enamorar y le podía hacer daño, cosa que a mí me hacía sentir responsable y no me gustaba) y yo aunque veía cosas que me mosqueaban, me seguía dejando llevar.
A la tercera cita, se rayó porque me fui a bailar salsa. Hobbie que desde el principio le dije que tenía, pero como me dijo que era una cosa que se tenía que trabajar él y que nunca me pediría que lo dejara, continuamos.
A partir de ahí, fue todo muy intenso. Muchas palabras de amor, mensajes y citas todos los días, pero también muchos frenos y dudas por su parte. A las 2 semanas, salió la primera incompatibilidad: los ritmos. Él quería verme mucho más de lo que yo podía (yo tengo una hija en custodia compartida y los suyos son ya mayores) que más o menos solventamos.
La siguiente crisis llegó a las 3 semanas, cuando me agobié y le dije que quería ir más despacio, pero volvimos a resolverla. Al mes tuvimos la cuarta. Debido a su estado de ánimo por uno de sus problemas personales y a un cambio de hora de mis clases de baile, se rayó de nuevo y rompió conmigo porque me decía que él se adaptaba a mí y que él ya había vivido eso y que no lo quería. Tres días más tarde, me escribió para hablar. Me explicó que había pagado conmigo su situación, que me quería (en un solo mes) y que quería intentarlo. Yo tenía dudas por los cambios tan bruscos de personalidad (cariñoso y dulce un día, frío y dañino cuando se enfadaba) y le pregunté si de verdad estaba preparado para una relación y me dijo que sí, así que le creí y volvimos.
La última y la definitiva fue cuando tuvimos un malentendido que quise aclarar pero él se puso de nuevo muy duro y frío. No supimos solucionarlo y lo dejamos por ambas partes (yo no iba a estar con alguien tan inestable). Me dijo muchas cosas que me hicieron daño (que era jodido ser mi pareja y que se arrepentía de todo lo bueno que habíamos vivido). Yo, aunque me sentó fatal, le dije que me quedaba con lo bueno y le deseaba lo mejor, pero me quedé dolida. No entendía porque se había puesto así simplemente por expresar cómo me sentía frente a un cambio suyo de comportamiento. 5 días más tarde, me escribió para pedirme perdón por todo lo que me había dicho porque no me lo merecía, que lo dijo para hacerme daño porque estaba frustrado y por intentar que la ruptura fuera más llevadera y pudimos cerrar de manera cordial.
Mis preguntas son: ¿Hay que desconfiar de una persona que cuando la conoces te pone en un pedestal y te dice lo maravillosa que eres desde los primeros días? ¿Es una bandera roja el hecho de que te confiese desde el principio los miedos a que le hagan daño? ¿Cómo preservar la autoestima cuando te suben y te bajan del pedestal con esa intensidad? ¿Por qué después de dos semanas en las que he sentido alivio por haber puesto límites y sentirme de nuevo libre de pronto le echo de menos? ¿Es parte del duelo? ¿Le di demasiadas oportunidades o realmente no es tan fácil ver todo esto tan pronto?
¡Mil gracias, Silvia!
Por cierto, ya tengo tu curso de Tinder, pero antes toca hacer barbecho.
Un abrazo.
Nubocitos
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María Rivera dice
Me he sentido identificada con Nubocitis y si historia y me ha servido para aprender y aclararme con las banderas rojas. Gracias!!
vanessa varela rios dice
Mi historia muy parecida. Aguanté año y medio y al final me deja el simplemente esfumandose. Nubocitos a sido más inteligente
Mary dice
Exacto, me ha pasado siempre. Las banderas rojas que mi intuición me decía que no era ahi y no hice caso son las razones por las que corté esas relaciones