Buenos días, Silvia:
He estado saliendo con un chico cuatro meses. Nos estuvimos conociendo un mes sin que pasase nada, ni un beso. Pero me llamaba casi todos los días, nos veíamos, pasábamos muchas horas juntos, muy romántico, y muy clásico todo, muy 1950. Me decía que yo era maravillosa y todo lo que un hombre puede desear. Hasta que un día, yo tomé la iniciativa.
Él me avisó de que tenía depresión y que por la medicación tenía problemas de erección, que por eso había tardado tanto en decidirse. Esa noche “pudo”, más o menos.
Era muy cariñoso conmigo todo el tiempo, casi se metió en mi casa a vivir. Yo haciendo la comida, la cena… ¡Qué tonta! Y en un par de meses, se fue distanciando cada vez más y el sexo cada vez era peor y menos. Tampoco quería apenas dormir conmigo, me iba poniendo excusas, pero seguía buscando mi compañía. Hasta que yo empecé a tener muchísima ansiedad porque no sabía qué pasaba. Estaba más frío y evitaba “dormir” conmigo, aunque no pasase nada. He llegado a pensar que era gay. Se lavaba las manos y se duchaba enseguida después de acostarnos y también quería que lo hiciese yo. Desde el principio, no le gustaba masturbarme con la mano, ni que yo misma me tocase, ni mucho menos me hacía sexo oral.
Hace dos meses, después de preguntarle directamente tres veces en una semana qué le pasaba con este tema, que por favor hablase conmigo y que no me contestase y ni me mirase a la cara, le dije que se tomase un tiempo y solucionase sus problemas, que yo podía entender que no estuviera motivado para tener sexo, pero lo que no podía justificar era su distanciamiento emocional conmigo. Cuando le dije esto, se fue de mi casa casi llorando. Además le pedí no tener contacto, le dije que yo no iba a ser su amiga como el resto de sus ex -me parece una idea malísima, pero él es amigo de casi todas sus ex- aunque es difícil no tener contacto porque vivimos muy cerca. Yo pensaba darle un tiempo para que realmente se despejara, pero mientras le decía lo de darnos un tiempo, algo me decía que la separación ya iba a ser total y que le estaba facilitando una salida definitiva.
Y sus lágrimas, de cocodrilo…
En fin de año me he enterado que DESDE EL PRIMER MOMENTO, cada vez que no estaba conmigo, aunque fuese una o dos horas, quedaba en apps de citas de forma compulsiva para ir a casa de chicas, tener sexo -o intentarlo, no sé como le saldría, de verdad que me parece imposible- y largarse. Por ejemplo, ahora me he enterado de que estaba en un grupo de amigos, empezaba a sacar el móvil… match-match-match, decía “ahora vuelvo” y se iba a ver una chica y volvía al cabo de un rato, otra vez donde estaban sus amigos -amigas, más bien y un amigo gay. No tiene amigos chicos-. Volvía vanagloriándose, contando batallas o diciendo lo fea que era la chica y que no había querido nada. Así, cada vez con chicas diferentes. También ha vuelto a picar piedra con sus ex. Tira la caña a todo lo que puede. Todo a la vez. A todas horas. Con 44 años que tenemos. Y como polvos decentes, puedo reseñar en 4 meses 1 bien y 3 más tirando a mediocres. El resto del tiempo, no podía. Yo quería sacar el tema, pero él no me parecía muy preocupado. Ah, y conmigo iba diciendo que no tenía nada.
Desde mi absoluto estado de shock, la pregunta es ¿cuántas banderas rojas puede tragarse alguien sin enterarse? ¿Cómo es posible? ¿Soy extremadamente torpe y ciega? ¿Es normal esta compulsión de quedar con chicas de esta forma, lo suelen hacer los chicos?¿La depresión, drogas, porros… pueden alterar la cabeza de esa forma o está directamente relacionado con la impotencia? ¿Es un psicópata? ¿Cómo podemos detectar y evitar que nos estafen de esta forma desde el principio? ¿Qué inputs o preguntas concretas pueden ayudarnos? ¡Muchas gracias!
Vecina
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Ola2022 dice
He estado con un chico que además de mentirme en otros aspectos…quedaba de manera compulsiva con chicas (imagino que lo seguirá haciendo). Por eso lo dejé, aunque ha costado, por la vision esta disney que me caracteriza de: descubrirá lo maravillosa que soy y dejará de conocer a otras. Pero efectivamente, creo que hay algo patológico detrás y me ayuda a verlo de otra manera (sin llegar a despertar mi vena Santa Teresa que también la tengo). Quise hacerle ver su enganche y el lo mas cerca que estuvo de abrir su corazon fue un dia que me dijo:” creo que me autosaboteo. Tu me gustas mucho y creo que eres la chica con la que mejor he conectado estos ultimos cuatro años que llevo en España, pero necesito conocer chicas, creo que porque a veces estoy de bajon y otras me encuentro solo aburrido. No se lo que estoy buscado. Quiza necesito mas tiempo estando contigo para cortar lo demas”
Creo Silvia que existia este componente de necesitadad/compulsiva (habestaso privado de libertad 14 años) pero tambien algo de jeta (corrigeme si me equivoco Silvia) y nada obviamente salí automáticamente de la mierda de la no-relacion tan compleja. Sin embargo, mi cabeza va muy rapida, pero mi corazon es lento (a veces mas que el caballo del malo…. Por lo que aun me siento enganchada en la distancia)Tras escucharte, Silvia, creo que me engancho a personas ambivalentes (quieren estar conmigo pero por la razon que sea no pueden)
En definitiva: animo vecina. Te mando un beso muy fuerte y a ti Silvia, un abrazo, porque estoy aprendiendo mucho contigo.
Silvia Llop dice
Hiciste lo mejor para ti. En estos perfiles, hay temas psicológicos detrás, pero también hay cara dura y cero empatía con la persona que tienen delante, así que nada de hacer de Teresa de Calcuta. Lo interesante es que detectes el patrón que tienes tú (ese enganche a gente ambivalente) para poder trabajarlo. Un besazo!
Sabi dice
Parece que sea mi historia contada por otra persona,
🙁
Gracias Silvia por compartir y poner orden a todo el caos.
Inmaculada Márquez Bernal dice
Hola, me siento muy identificada con esta historia. Me pasó. Mi pareja de 4 años me puso los cuernos durante 1 año y lo peor de todo llevaba a nuestra casa a la otra chica, escondía mis cosas y viceversa. No me enteré hasta que me llamó un día ella. Increible pero yo también me comí muchas banderas rojas. Luego me enteré que también se acostaba con otras chicas, que encima eran compañeras mías del baile… gracias a dios, ahora estoy fenomenal sin el, y ahora que pasó el tiempo veo todo con otros ojos. Aprendiendo de esta experiencia.
ANA ABREU SANTOS dice
Creo que este chico no se acuesta con nadie sino que queda con chicas y sin hacer nada luego farda de ello para quitarse complejos de impotente y parecer un machote con sus amigos. Problemas todos, bandera roja infinita, has hecho genial, no mires atrás ni para respirar.
Yunavi dice
Buenos días! me he quedado loca con este episodio pero porque a mí también me pasó algo parecido con el último Manolo con el que estuve.
Le conocí en el trabajo, yo vivo muy lejos de mi Tierra y él era también de mi misma provincia así que empezamos hablar y mantuvimos una relación de compañerismo durante algo más de un año (yo tenía pareja entonces). Poco después de dejarlo con mi pareja comenzamos una relación.
De mano me comí la primera bandera roja, él vivía con su pareja, pero me aseguró que estaban fatal y hasta le ayudé a buscar pisos para mudarse, evidentemente nunca lo hizo. Por supuesto me aseguró que ni siquiera mantenían relaciones desde hacía meses porque él ya no sentía deseo hacia ella y le era físicamente imposible consumar las relaciones íntimas.
Al principio todo era fenomenal, súper educado, respetuoso y con un nivel de inteligencia que me enganchó sobremanera, hablábamos todos los días durante horas y nos veíamos también casi a diario. El sexo espectacular, según él yo era una mujer como ninguna que hubiera conocido antes y le despertaba una pasión irrefrenable además de que mi inteligencia y forma de ser le encantaban al mismo nivel. Imaginaos, el hombre perfecto con toda la fantasía completa, boda en la capilla de Covadonga incluída.
Él alegaba que no podía romper su relación porque su novia era una chica con baja autoestima y personalidad, muy dependiente de él, y que ella estaba pasando un mal momento porque su padre estaba muy enfermo y que no podía abandonarla en ese momento porque la pobre se hundiría. Cuando el padre falleció tampoco podía porque la pobre estaba deprimida (a todo esto él venía a mi casa cada vez que podía e incluso cuando ella se iba a consolar a su madre él pasaba la mayor parte de la noche en mi cama). También él estaba en un mal momento personal porque su madre, a la que estaba muy unido, había fallecido hacía un par de años y no lo había superado, en el trabajo no tenía buena aceptación y todos estaban en su contra (luego entendí por qué) y aquí lejos de su Tierra se encontraba bastante solo, por lo que estaba atravesando una depresión e incluso tenía tratamiento psiquiátrico (esto no me lo dijo al principio, claro).
Aunque el sexo era bueno, sí tenía algunos problemas para terminar y tenía que hacerlo siempre masturbándose o haciéndoselo yo, cosa que viendo su apasionamiento cada vez que nos veíamos yo no entendía, no era falta de deseo. Al final, y para no extenderme mucho resumiré en que el chico empezó a tener conductas un poco extrañas a nivel sexual, le encantaba abordarme en algún sitio público (un baño, el despacho del trabajo sin cerrar la puerta con llave, un camino cuando íbamos a correr por donde pudiera pasar gente…)para tener relaciones sexuales imprevistas y yo observaba que él estaba atento por si pasaba alguien y esto le excitaba. Alardeaba siempre de su nivel de experiencia sexual con sus anteriores parejas y de haber participado en encuentros múltiples como si eso no estuviera al alcance de cualquiera y por tener la mente tan abierta él era mejor que el resto. Además cuando estábamos en mi casa me planteó algunas prácticas poco convencionales que le excitaban y que yo no quería realizar y, aunque accedí a algunas, pude observar que perdía el interés después de haberlas hecho, con lo que imaginaos mi autoestima cayendo en picado con el nivel de enganche que yo tenía con este “príncipie azul que el universo me había enviado de manera providencial”.
Hubo idas y venidas durante un año y medio en el que yo le dejé un par de veces, pero me veía incapaz de no recaer cada vez que me buscaba porque el enganche que tenía y su forma de camelarme eran increíbles. Él también me dejó una vez pero después volvió diciendo que era incapaz de pensar en otras mujeres.
Volvimos poniendo fecha para que él se fuera de casa y que iba a ser supuestamente después de un ascenso de trabajo que aprobó antes de navidades. Se iba a Madrid al curso y a la vuelta dejaría a su pareja para irse a un piso solo (a mi casa no, yo además tengo una hija y no soy tan idiota). Pues ya os podrés imaginar lo que pasó. Él no dejó a su pareja y yo le mandé a la mierda telefónicamente porque tras estar el día antes de nochebuena en mi casa y tener sexo, cariño y promesas, me marche a casa de mi familia a pasar las fiestas y en 4 días no supe de él, le dije que lo dejábamos y que no me contactase más y a los dos días me envió un mensaje que era para verlo, haciéndome sentir fatal, culpándome de todo por mi carácter fuerte, mi falta de empatía con su situación y mi falta de paciencia (año y medio de relación, ojito). Nunca más le contesté pero que quedé rota. Aquí descubrí el libro “Mandalo a la mierda” gracias a una amiga maravillosa y después me apunté a Psicoamor.
Tras esta ruptura se me pasó de todo por la cabeza porque mi destrozo era tal y mi fustigamiento por haber sido tan idiota de creerle durante tanto tiempo no me dejaban ni dormir. Quería contactar con su pareja y contarle todo, quería que todo el mundo supiera la clase de desgraciado que era, pero pensé que no ganaba nada con eso y que lo mejor era ignorarle. No buscarle en redes sociales o investigar todo lo que podía, se convirtió para mí en un reto casi imposible.
Lo peor fue que además me enteré por parte de un montón de amigos y compañeros, que no sabían que estábamos juntos (claro la relación era muy discreta por su pareja y por el trabajo), de que este Manolo de la vida era un auténtico acosador, había tenido problemas en todos los puestos de trabajo en los que había estado, por acosar a compañeras y otras mujeres con las que tenía contacto, acecharlas a la salida de su casa, acorralar a alguna en el trabajo (hablo de varias provincias ya que nuestro trabajo permite movilidad geográfica) y acosar a camareras de las inmediaciones, incluso teniendo un expediente a nivel disciplinario por este asunto. Un enfermo en mayúsculas. Y yo ciega.
Por suerte ya estoy mejor y me apoyé en mis amigos y en ayuda psicológica profesional (además de psicoamor) pero aún siento que tengo un poco de rabia y malestar por dentro y me encuentro pensando en él varias veces al día, con diferentes emociones: tristeza, añoranza de algunos momentos, resentimiento, sed de venganza… con lo que me encuentro en proceso de reconstrucción.
Lo bueno es que creo que a día de hoy sería capaz de encontrármelo e ignorarle por completo sin sentir nada. Gracias a los episodios que contáis, mi autoestima ha aumentado y pienso en que puedo perfectamente encontrar a un chico válido que cumpla con mis estándares, me encuentro a diario con chicos estupendos, aunque ahora no me apetece empezar nada ni creo que sería justo para ningún buen chico ya que yo no estoy al 100%. Me siento identificada con muchas de vosotras y escuchar los audios me ayuda cada día.
Cuando finalice este proceso haré un barbecho con todas las de la ley y después veré si ya estoy disponible y con ganas.
Mucho ánimo a todas las que estéis pasando por un mal momento y pensando que no encontraréis a otro Manolo mejor, agradeced que se haya ido de vuestras vidas si era un capullo, aunque duela mucho.
Gracias a ti Silvia porque de verdad la comunidad que has creado es de una ayuda increíble. Te aseguro que no lo habría conseguido tan bien sin ti y que la próxima relación desde luego la voy a enfocar desde otra perspectiva.
GRACIAS!!!
Sara dice
Madre mía
Que historia, con alguien así no vale la pena nada. Y 44 años 😧.